Si en la foto de arriba aciertas a divisar a un perro de blanco pelo algodonado deslizándose grácilmente por el cielo y soplando juguetonamente a las nubes, creo que has llegado al blog adecuado.

El poeta francés Paul Eluard dijo que hay otros mundos pero que están en éste. Yo también creo que en mi propio mundo hay muchos otros mundos. Desde las ventanas abiertas a mi imaginación veo entrelazarse entre sí a los mundos de mi mundo y, a su vez, unirse en frágil e imperfecta armonía con esos otros mundos que en el mundo son.

BLOGS DE JOAQUÍN JOSÉ FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ

jueves, 21 de junio de 2012

El cielo de verano según Tennessee Williams



Hoy día 21 de junio doy mi personal bienvenida a la estación veraniega con un fragmento de las maravillosas acotaciones escénicas iniciales que Tennessee Williams redactó en Roma, en marzo de 1948, para su obra ‘Summer and Smoke’ (‘Verano y humo’), traducida al castellano por León Mirlas para la editorial Losada. El dramaturgo estadounidense modela con esmerada pulcritud y exquisito detalle el cielo de verano que el espectador de su obra debía contemplar ante sí en todo su esplendor:

“Durante las escenas diurnas, el cielo debe ser de un azul puro e intenso (como el cielo de Italia, tal como se lo representa fielmente en los cuadros religiosos del Renacimiento) y los trajes deben formar contrastes dramáticos de color con el azul intenso sobre cuyo fondo se destacan las figuras. (Las armonías de color y demás efectos visuales son de enorme importancia.)

En las escenas nocturnas, las constelaciones más familiares, como Orión y la Osa Mayor y las Pléyades, se proyectan claramente en el cielo nocturno, y por sobre ellas, dispersas en lo alto del panorama, está la nebulosa radiación de la Vía Láctea. También pueden proyectarse sobre este panorama nubes aborregadas, haciéndoselas derivar a través de él”.

En la foto, Tennessee Williams se relaja en una playa italiana en 1956.