Hoy día 21 de junio doy mi
personal bienvenida a la estación veraniega con un fragmento de las maravillosas
acotaciones escénicas iniciales que Tennessee Williams redactó en Roma, en
marzo de 1948, para su obra ‘Summer and Smoke’ (‘Verano y humo’), traducida al
castellano por León Mirlas para la editorial Losada. El dramaturgo
estadounidense modela con esmerada pulcritud y exquisito detalle el cielo de
verano que el espectador de su obra debía contemplar ante sí en todo su esplendor:
“Durante las escenas diurnas, el
cielo debe ser de un azul puro e intenso (como el cielo de Italia, tal como se
lo representa fielmente en los cuadros religiosos del Renacimiento) y los
trajes deben formar contrastes dramáticos de color con el azul intenso sobre
cuyo fondo se destacan las figuras. (Las armonías de color y demás efectos
visuales son de enorme importancia.)
En las escenas nocturnas, las
constelaciones más familiares, como Orión y la Osa Mayor y las Pléyades, se
proyectan claramente en el cielo nocturno, y por sobre ellas, dispersas en lo
alto del panorama, está la nebulosa radiación de la Vía Láctea. También pueden
proyectarse sobre este panorama nubes aborregadas, haciéndoselas derivar a
través de él”.
En la foto, Tennessee Williams se
relaja en una playa italiana en 1956.
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