Si en la foto de arriba aciertas a divisar a un perro de blanco pelo algodonado deslizándose grácilmente por el cielo y soplando juguetonamente a las nubes, creo que has llegado al blog adecuado.

El poeta francés Paul Eluard dijo que hay otros mundos pero que están en éste. Yo también creo que en mi propio mundo hay muchos otros mundos. Desde las ventanas abiertas a mi imaginación veo entrelazarse entre sí a los mundos de mi mundo y, a su vez, unirse en frágil e imperfecta armonía con esos otros mundos que en el mundo son.

BLOGS DE JOAQUÍN JOSÉ FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ

martes, 23 de julio de 2013

De la mentira, el ocio y el ciudadano integrado: Releyendo a Riccardo Campa





Releyendo estas noches estivales de inminencia vacacional al filósofo italiano Riccardo Campa, algunos de los fragmentos de su obra de 1980 “Las nuevas herejías” (Madrid: Ediciones  Istmo. Biblioteca de Estudios Críticos) siguen reverberando poderosos en mi mente, una vez cerradas las páginas del libro y en el difuso preámbulo del sueño, con el inusitado y desasosegante eco del aquí y ahora:


1. DE LA MENTIRA.

“La mentira, entendida como expediente del poder para inducir a las masas conquistadas con la actividad productiva a que defiendan el sistema de los ataques exteriores de los excluidos y de los desheredados, se configura como propaganda ideológica. La manipulación de los datos de la experiencia, de las realizaciones alcanzadas en algunos sectores de la vida asociada, tiene el objeto de dividir la comunidad, que se halla obligada a un pacto por aquella parte de ella misma que se libra de los beneficios y, por lo tanto, a las obligaciones del sistema de la producción. La histeria colectiva que provoca el sistema productivo implica, con períodos recurrentes, la indicción de verdaderas cruzadas ideológicas: la búsqueda de lo diverso, de lo extraño, se transforma en lucha contra el enemigo. Y puesto que cada uno de los que se adhieren a pacto social puede dejar de cumplir con sus compromisos, puede verse tentado a traicionar, el fantasma de la disolución está representado por los millones de espías potenciales que constituyen el conjunto civil y político de un pueblo”.

[Capítulo VII. La memoria y el olvido (págs. 140-141)]


2. DEL OCIO.

“La amplitud del tiempo libre de la cual se aspira a disponer en la sociedad contemporánea (…) contrasta con las condiciones de precariedad económica en las cuales se halla la mayor parte de la población del planeta. (…) Mientras en el siglo pasado la preocupación del hombre es la de inserirse en las estructuras operativas de los distintos sistemas políticos y anularse en el “éxito” determinativo del producto, en el mundo moderno, aun salvando e incluso reforzando tal derecho, éste aspira a administrar aquella parte de tiempo no comprometido en el ritmo productivo para sondear en el área de sus posibilidades de conocimiento. (…) El tiempo del ocio es el tiempo de las opciones, de las alternativas, de las inclinaciones. La pasión por algo no es sino  la elección de una idea respecto a otras que podrían prohibirle una existencia más intensa y prolongada en la cotidianidad. He ahí por qué el tiempo libre fluctúa entre la reacción y la anarquía: por una parte, en él se hace inmanente la crítica por lo adquisitivo, por lo “standard” consolidado por el principio del bienestar entendido  como un veredicto autoritario que es imposible desatender; por otra, él se identifica en un edicto individual, con un procedimiento arriesgado que propone nuevamente no el entendimiento, la legitimidad de las relaciones intersubjetivas para el logro de una meta social, sino la discrasia, la asistematicidad conceptual fuera de los ordenamientos políticos que garantizan la concordia y el bienestar”.

[Capítulo I. El ocio y la reflexión disgregada (págs. 17-18)]


3. DEL CIUDADANO INTEGRADO.

“El “hombre integral”, reconciliado con el ambiente, es un producto ideológico, un prototipo de atracción para las fuerzas latentes del ciudadano integrado que se agita en la sociedad homogeneizadora y desacralizada. El alto nivel de movilización y de especialización impone, además, la elaboración de un acondicionamiento psíquico que tienda a la conciliación del explotado con el explotador y a la identificación del débil con el agresor. La “personalidad integral” podría existir en casos excepcionales, pero en calidad de ser planificado puede representar sólo algo que se confunde con la propaganda que con él se hace. Para la sociedad actual, lo mismo que para todas las sociedades anteriores, cuanto más fuerte es la coacción hacia un conformismo listo a renegar ciertos aspectos de la realidad, tanto más el dolor (por ejemplo, el aislamiento del individuo como hereje, como enemigo) inevitablemente está ligado a la anulación de la remoción psicológica. Esta conexión, sin embargo, sirve a los objetivos de los déspotas, pues los hombres, sin una idea meditada de la meta final evitan dolorosas confrontaciones con ellos mismos, y siguen viviendo tranquilamente con falsa conciencia”.

[Capítulo X. La existencia diferida (pág. 206)]