Si en la foto de arriba aciertas a divisar a un perro de blanco pelo algodonado deslizándose grácilmente por el cielo y soplando juguetonamente a las nubes, creo que has llegado al blog adecuado.

El poeta francés Paul Eluard dijo que hay otros mundos pero que están en éste. Yo también creo que en mi propio mundo hay muchos otros mundos. Desde las ventanas abiertas a mi imaginación veo entrelazarse entre sí a los mundos de mi mundo y, a su vez, unirse en frágil e imperfecta armonía con esos otros mundos que en el mundo son.

BLOGS DE JOAQUÍN JOSÉ FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Cómo pudo vernos este hombre?


En el año 1979 el común de los mortales vivía sin PC, internet, e-mail, Facebook, teléfono móvil, etc. En ese mismo año 1979 el filósofo italiano Riccardo Campa (en la foto) debió de tomar prestada la Máquina del Tiempo de H. G. Wells y venir a echarnos un vistazo:

“El progreso tecnológico y una especie de infantilismo tejen la trama del impulso y de la dimensión social del hombre moderno; éste es, a la vez, siempre más fuerte y más indefenso; y no puede recurrir a una espiral de remedios que lo encierran en un contexto de relaciones virtuales, desvanecidas, que no puede renegar. Se ve obligado a vivir una “existencia diferida”, cargada de signos y de perspectivas. Esto explica la poca capacidad de control del yo con relación a las innumerables posibilidades que logra representar, casi siempre ficticiamente y a posteriori: su negación, su conversión en lo opuesto y su proyección al exterior promueven actitudes antisociales y disolventes. La satisfacción parcial de sus propias tendencias universaliza al individuo, lo eleva a la categoría de mártir y adepto de una casta secreta e inmensa.”

[Riccardo Campa (1979) “Las nuevas herejías”, pp. 202-3]

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