Dispongámonos pues a deambular, y sea el
propio deambular de nuestro trayecto estación términi. Aun con precario aplomo,
incursionemos en la ciudad por defecto y censemos esas otras ciudades que a
compás troquelan su polimórfica estructura celular. Por la bisectriz de lo
estable y lo fortuito, la dinámica de los pasos perdidos nos transportará hasta
el umbral de lo microurbano; allí donde la empatía de la anacronía y el
destierro se escribe con inédita sintaxis sobre renglones poligonales. Cuando
seamos de nuevo niños, nos reconoceremos en la memoria de una efímera
arquitectura de uralita donde una vez brotara el limonero.
[Poema en prosa inspirado por una
fotografía tomada durante mi paseo por las calles interiores del Polígono San
Pablo de Sevilla, en la fría pero soleada mañana del 2 de enero de 2015]
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